Bernardino de Sahagún
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Bernardino de Sahagún

Su trabajo ha sido reconocido como una contribución invaluable al estudio de la cultura y la historia de México prehispánico. A través de sus escritos y enseñanzas, Bernardino de Sahagún dejó una huella indeleble en la comprensión del pasado indígena de México y su influencia perdura hasta nuestros días.


Bernardino de Sahagún
Bernardino de Sahagún

Bernardino de Sahagún, nació como Bernardino de Ribeira en 1499 en Sahagún, provincia de la ciudad española de León, vivió en una época crucial tras la conquista de México. Su formación académica en la Universidad de Salamanca lo preparó para ingresar en la orden franciscana y llegó al territorio mexicano como parte de una expedición encabezada por fray Antonio de Ciudad Rodrigo, quien previamente había participado en la famosa expedición de los «doce apóstoles franciscanos de México», un grupo influyente en la evangelización de la región.

A su llegada a México, Sahagún se dedicó intensamente al estudio del idioma náhuatl, alcanzando un dominio excepcional que le permitió comunicarse eficazmente con los nativos. Esta habilidad lingüística le facilitó su labor misionera y educativa entre los indígenas. A través de sus escritos y enseñanzas, Sahagún buscó no solo difundir la fe católica, sino también comprender y preservar la cultura y tradiciones de los pueblos indígenas.

 

“ningún otro hasta hoy se le ha igualado en alcanzar los secretos de ella y ninguno tanto se ha ocupado en escribir de ella”.

Uno de los hitos más destacados de su carrera fue su participación en la fundación y enseñanza en el Colegio de Santa Cruz de Santiago Tlatelolco, una institución clave para la educación de los hijos de la nobleza indígena. Sahagún no solo desempeñó un papel fundamental en la creación de este colegio, sino que también se distinguió como profesor de latín, contribuyendo así al desarrollo intelectual de las élites indígenas.

“Luego que vinimos a esta tierra a plantar la fe juntamos a los muchachos en nuestras casas […] y procuramos luego de ponerles en el estudio de la gramática, para el cual ejercicio se hizo un Colegio en la ciudad de México en la parte de Santiago de Tlatilulco en el cual todos pueblos comarcanos y de todas las provincias se escogieron los muchachos más hábiles y que mejor sabían leer y escribir, los cuales comían y dormían sin salir fuera sino pocas veces”.


Además de sus labores educativas, Sahagún se destacó como prolífico escritor, produciendo una variedad de obras que abordaban temas como la historia, la religión, la lengua y la cultura de los pueblos indígenas. 

Historia General de las Cosas de Nueva España
Historia General de las Cosas de Nueva España

Su obra más célebre, la «Historia General de las Cosas de Nueva España», es considerada una piedra angular en el estudio de la cultura azteca. La comenzó a escribir en 1547 y la terminó en 1569, en castellano y náhuatl. Además de varios prólogos, apéndices y numerosísimas láminas, consta nada menos que de doce libros integrados en total por trescientos catorce capítulos, a lo largo de los cuales describe los dioses de los indígenas prehispánicos, sus calendarios, fiestas, ceremonias, sacrificios y solemnidades, el comienzo de los dioses, los agüeros y los pronósticos, la astrología, la retórica, filosofía moral y teología, sus reyes y señores, sus mercaderes y oficiales, sus vicios y virtudes, más la conquista de México por Hernán Cortés, y aparte, los cantares a los dioses.


En el contexto de su época, Sahagún interactuó con una serie de figuras prominentes, tanto españolas como indígenas. Entre ellos se encuentra Hernán Cortés, el conquistador de México, cuya expedición y posterior dominio del territorio influirían en el trabajo misionero de Sahagún. También se relacionó con otros miembros destacados de la orden franciscana, como fray Pedro de Gante, quien llegó a México antes que él y desempeñó un papel importante en la evangelización de los indígenas.

Sin embargo, a pesar de sus contribuciones significativas, Sahagún enfrentó desafíos y oposición dentro de la orden franciscana, así como conflictos internos en su vida tardía. Su muerte parece ser que se produjo en la ciudad de México el 5 de febrero de 1590 a causa de la epidemia de gripe sufrida por la ciudad ese año.

El historiador y compañero suyo, Jerónimo de Mendieta, lo había calificado ya hacia 1570 con las siguientes palabras:

“Fr. Bernardino de Sahagún, de 70 y más años, confesor y predicador de españoles y de indios y en lengua mexicana segundo después de fr. Alonso de Molina, y aun en los secretos y antigüedades de la lengua ha alcanzado más que otro ninguno porque se ha dado mucho a ello”.

Alex Rovira y Francesc Miralles

Debido a sus trascendentales aportaciones al conocimiento del 
mundo del México prehispánico actualmente se le considera 
como el padre de la moderna antropología cultural, distinción 
tradicionalmente atribuida hasta ahora a J. J. Rousseau.

Fuente: RAH, Fray Bernardino de Sahagún

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