Ponce de León -Bimini y La Florida-
1513
Cuando Juan Ponce de León quedó libre de su mandato como gobernador de
San Juan de Puerto Rico, escribió al Rey pidiéndole permiso para
explorar la “isla de Bimini”, imprecisa y no muy lejana, donde
había, según los indios, una “fuente que hacía rejuvenecer o
tornar mancebos a los hombres viejos”,
es decir, el mito de la Fuente de la Eterna Juventud.
En cuanto a Diego Colón, hijo del Almirante, se le reconocieron sus derechos en los Pleitos Colombinos a ser el sucesor de su padre como virrey de las Indias, comenzó a situar en los puestos relevantes a quienes él consideraba aptos para ello. Juan Ponce de León, abandonó su cargo de gobernador de la isla de San Juan y solicitó capitulaciones para descubrir nuevas tierras.
Existe una leyenda, que algunos historiadores contemporáneos parecen poder confirmar,
asegurando que Ponce de León iba en busca de Bimini, una región vagamente descrita
por los indios taínos, quienes hablaban de la existencia de un paraíso en donde
había una fuente de la que emanaban poderes curativos.
Se contaba que un jefe indio de la isla de Cuba, llamado Sequene,
había surcado el mar en su busca pero nunca se supo de su regreso.
La desaparición de los documentos personales de Juan Ponce en torno a sus viajes hace imposible que tales aseveraciones puedan darse como ciertas, lo que sí puede probarse es que, una vez que las condiciones para descubrir impuesta por el rey fueron aceptadas por parte de Ponce de León, este salió del puerto de Yuma, provincia del Higüey, en La Española, el día 29 de enero de 1513. A las dos naves con las que inició el viaje se le añadió otra más en el puerto de San Germán de La Española. Desde allí, con fecha 3 de marzo de 1513, los tres barcos navegaron rumbo a la isla Bimini. En su camino, con fecha 27 de marzo, domingo de la Pascua Florida, avistaron una hermosa tierra de exuberante vegetación a la que creyeron una isla y, en conmemoración del tan señalado día de su descubrimiento, la llamaron La Florida. Ese primer contacto con las tierras de la Florida, bien podría estar a la altura del actual Cabo Cañaveral, en la costa este de la península.
Desde ahí recorrieron el litoral hacia el sur luchando contra una
corriente de mar muy fuerte.
Era la Corriente del Golfo que el experto piloto
Antón de Alaminos estudió y usó más tarde en la navegación
a España.
El 8 de mayo doblaron la punta sur de Florida, que bautizaron con el nombre de cabo de Corrientes y después de traspasar la península, navegaron por su costa oeste hacia el norte, llegando, según unos, hasta la bahía de la actual Tampa y para otros, hasta la bahía Apalache.
Ya entrado el mes de junio decidieron regresar, encontrándose con grupos indígenas poco pacíficos a los que tuvieron que enfrentarse; pero aún recorrieron algunas islas de las Bahamas suponiendo que una de ellas era Bimini. El piloto Antón de Alaminos y al capitán Pérez de Urtubia quedaron encargados de reconocer y comprobar las riquezas de esa isla. El 21 de septiembre Ponce de León puso rumbo a la isla de San Juan y cuatro meses más tarde lo hacían Alaminos y Pérez de Urtubia sin poder asegurar que existiera esa fabulosa fuente a la que, al parecer, no se detuvieron a buscar.
Al regresar del viaje a Bimini y la Florida, Ponce de León se encontró con las consecuencias del ataque de los caribes a Caparra y a la costa oriental de la isla de San Juan.
Con las noticias sobre nuevas tierras que podrían ser para el reino de Castilla y la situación en la isla de San Juan con los permanentes ataques de los caribes, Ponce de León decidió embarcarse para informar al Rey de la situación al tiempo que se aseguraba el haber sido su descubridor. El 14 de abril de 1514 entraba en el puerto de Bayona en las costas de Galicia.
Después de visitar la Corte, entre otros varios nombramientos relacionados con San Juan y la defensa contra los caribes en las islas antillanas, el 27 de septiembre de 1514, el rey le concedía a Ponce de León el nombramiento de Adelantado de la Florida y de Bimini, junto a una nueva capitulación para poblar en los tres siguientes años, de acuerdo con determinadas condiciones y previa entrega de fianzas para asegurar su cumplimiento:
- Al entrar en contacto con los indios, debía leerse el requerimiento impuesto por los letrados y teólogos para que se conviertan amistosamente a la fe católica, solo si lo rechazaban podría hacérseles guerra y esclavizarlos;
- Se prohibían las armadas en busca de indios a menos que llevasen la autorización de Ponce de León;
- Los primeros pobladores recibirían compensaciones económicas y pagarían a la hacienda progresivamente desde un 10 por ciento el primer año hasta estabilizarse en el quinto, reduciendo el privilegio sobre el oro, metales y otros provechos a doce años en total;
- la edificación de casas de su propiedad habría de ajustarse a las limitaciones habituales; podrían hacer labranzas de pan, vino y de toda clase de árboles fuesen frutales o no;
- podría utilizar la armada contra los caribes hasta que fuesen pacificados.
No hay datos ciertos sobre ese segundo a viaje a las tierras de La Florida, pero sí se sabe que desde finales de 1516 hasta mediados de 1518, Ponce de León permaneció en España. Mientras fueron llegando noticias de los nuevos descubrimientos en el centro y norte del nuevo continente, que debieron despertar una vez más su espíritu aventurero y volvió a solicitar permiso real para seguir explorando. De vuelta en las islas antillanas, equipó dos carabelas a su cargo y el 26 de febrero de 1521, salía del puerto de San Germán, en La Española, dispuesto a seguir la misma ruta que en su viaje de descubrimiento.
En La Florida, peleando con los indios calusas, fue herido de un flechazo, lo que le
hizo regresar a La Habana, donde murió.
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