Pedrarias Dávila -En Nicaragua-
En marzo de 1526 se expidió el nombramiento de Pedrarias Dávila como gobernador y capitán general de Nicaragua.
Después del juicio y la decapitación de Hernández de Córdoba, Pedrarias permaneció durante seis meses ejerciendo el gobierno de Nicaragua. Transcurrido este tiempo regresó a Panamá, donde se encontró con que había sido nombrado un nuevo gobernador para Castilla del Oro para sustituirle, Pedro de los Ríos. Este traía el encargo de iniciar juicio de residencia a Pedrarias al finalizar su cargo; la tarea se puso en manos del nuevo alcalde mayor, el licenciado Juan de Salmerón, quien se encontró con que Pedrarias era
acusado en cuarenta y siete causas; instruyéndose sumario sobre veintitrés de ellas por extorsión, malversación de fondos, fraude, violación de correspondencia, etc.
Sin embargo, de nuevo Pedrarias volvía a salir airoso y, además, premiado con el gobierno de Nicaragua, que cayó en sus manos por la muerte del descubridor de Nicaragua, Gil González Dávila. Al parecer, su mujer, la hábil Isabel de Bobadilla, supo manipular una vez más en la Corte en favor de su marido como legítimo gobernador y capitán general de Nicaragua.
Pedrarias viajó entonces a Nicaragua en 1528, con su gran séquito. Al llegar al territorio, se encontró que Diego López de Salcedo, gobernador de Honduras, había ocupado ilegalmente parte del territorio considerado de Nicaragua y había provocado un motín de los españoles y una rebelión de los indios. Pedrarias encontró a Salcedo refugiado de sus enemigos en una iglesia y le trasladó a la fortaleza de León, donde le retuvo preso durante siete meses. Al fin, consiguió que firmara un acuerdo de límites entre Honduras y Nicaragua junto al pago de una cuantiosa multa.
El inagotable Pedrarias continuaba ávido de poder y riquezas. A la búsqueda del paso entre los dos océanos, se encontró con que los territorios de Nicaragua estaban muy poco poblados;
desde las Antillas le fueron enviados doscientos hombres y con ellos inició la penetración del río Desaguadero -hoy, San Juan-, que parte del Lago de Nicaragua o el Mar Dulce. Puso la expedición bajo el mando de su lugarteniente Martín de Estete quien, a su paso, cometió bastantes atrocidades. Llegó al cabo Gracias a Dios y fundó el Pueblo de las Minas, volviendo a León para informar a Pedrarias.
Más tarde, Pedrarias volvería a enviar a Estete para ocupar parte de los territorios de Guatemala, pero fue rechazado por los hombres de Alvarado y tuvo que retirarse fracasado, aunque con dos mil indios esclavizados y encadenados.
Su alcalde mayor, el licenciado Castañeda, se convirtió en el principal acusador de Pedrarias por su falta de escrúpulos en todo cuanto tocaba: el reparto de cargos entre sus paniaguados, la reforma de las encomiendas a su favor, el no denunciar a sus capitanes cuando cometían abusos y sobre todo, el tráfico con los esclavos indígenas, a quienes vendía para la entonces conquista del Perú.
El 5 de octubre de 1529, Castañeda escribía al Monarca pidiéndole que relevara al gobernador porque “estaba muy viejo e muy enfermo”, y añadiendo que estaba “tullido, casi siempre en la cama, y no puede andar, si no es en una silla sentado”.
Hasta los últimos días de su vida, Pedrarias trato de obtener beneficios para él y su familia. No consiguió que su hijo mayor le siguiese en la gobernación de Nicaragua, pero sí el marido de su hija Maria, Rodrigo de Contreras, quien convertiría Nicaragua en su feudo particular.
Pedrarias murió con noventa y un años en la ciudad de León el 6 de marzo de 1531. Fue enterrado con todo boato en la iglesia del monasterio de Nuestra Señora de la Merced,
donde vivió sus últimos meses.
Fray Bartolomé de las Casas lo bautizó en sus escritos como "Furor domini".
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Fuente: RAH -Pedro Arias Dávila//Manuel Lucena Salmoral
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