Rodríguez de Fonseca -el impulsor de los descubrimientos-
La moderna bibliografía ha insistido, sobre todo, en su gran capacidad como administrador y en su completa identificación con el plan político de la Monarquía. No es menos cierto que todos los estudiosos han reconocido su aspereza y falta de tacto que le acarrearon tant0s enemigos.
Eduardo Aznar Vallejo -RAH-
Era un hombre cultivado y conocedor de los avances científicos de su época, que llegó a ser un notable impulsor de los viajes de descubrimiento.
Procedía de una familia portuguesa, asentada en la ciudad de Toro, Zamora, que apoyó a Isabel la Católica en sus pretensiones a la Corona de Castilla. Siempre estuvo muy próximos a la Corte, en donde gozó del favor de la reina, quien encargó su formación moral a fray Hernando de Talavera y su formación intelectual a Antonio de Nebrija.
A lo largo de su vida fue titular de numerosos cargos eclesiásticos, en la que se ha considerado una carrera brillante, aunque siempre se le achacó estar ausente de las sillas que ocupaba. Su papel más destacado como servidor real fue el de organizador de flotas, tanto las militares destinadas a las campañas en territorios italianos, como las que tenían como objeto los nuevos descubrimientos y la colonización de las indias. Para todo ello, su único nombramiento específico le fue dado el 23 de mayo de 1493, que le capacitaba para organizar la flota del segundo viaje colombino.
Dice de él Bartolomé de las Casas: “era muy capaz para mundanos negocios, señaladamente para congregar gente de guerra para armadas por la mar, que era más oficio de vizcaínos que de obispos”.
Muy pronto surgieron los roces entre Colón y Rodríguez de Fonseca. Este enseguida encontró argumentos para ponerse al frente de una política de franquicias, que menoscababa las funciones y las prerrogativas del almirante, que acabaría centralizando la administración mediante el sistema de capitulaciones para el establecimiento del nuevo mundo.
Con las capitulaciones comenzó la política de intervención monárquica en las Indias, enseguida se dio un nuevo paso con la creación de la Casa de Contratación en el año 1503. Dicha institución fue el único organismo administrativo de la colonización americana hasta la fundación del Consejo de Indias, que sería creado por Real Cédula el 14 de septiembre de 1519. Este específico Consejo, formaba parte del Consejo de Castilla y, en un principio, carecía de residencia fija, siguiendo a la Corte en sus distintos desplazamientos. En 1524 se organizó con carácter independiente y muy posteriormente, en el reinado de Felipe II, se radicaría en Madrid.
Juan Rodríguez de Fonseca nunca presidió ninguno de los organismos oficiales. Tuvo, sin embargo, altas responsabilidades en cuestiones de vital importancia en torno a los grandes proyectos ultramarinos: intervino en la famosa Junta de Burgos de 1512, en la se estudiaron a la luz de la teología los derechos de los indios; recomendó favorablemente la expedición de Magallanes; se ocupó de los asientos para el traslado e instalación de labriegos impulsados por el padre Las Casas, etc. entre otras muchas cuestiones que pasaron bajo su mano.
Tal vez por su amplia actividad en muy diversos sectores, tuvo desencuentros con muchos personajes de su época: a Cristóbal Colón le oponía su sentido práctico; al apasionamiento espiritualista de Bartolomé de las Casas le combatía con su sentido político. Rodríguez de Fonseca defendió siempre una encomienda moderada, sin que por ello dejara de ser sensible a la suerte de los indígenas. Precisamente para conseguir su protección, propuso medidas de diversa índole, como la que pretendía la separación de los cargos políticos de la tenencia de indios, además de otras con el mismo objetivo como proponer la realización de una junta de indias, nombrando un oficial encargado de las cuestiones relacionadas con los indígenas. Todas esas medidas tenían como objetivo tratar de evitar y, en su caso, castigar los abusos.
Trabajó para regionalizar aquellos territorios plantando los elementos básicos de lo que sería una gigantesca región unitaria -que no pudo llegar a ver – , si bien – no podía ser de otro modo – contempló la posibilidad de crear diversas redes o estructuras sociales, políticas, culturales y económicas que acogieran y expresaran las diferencias. Sabía de la existencia de varias Américas Indígenas – tuvo noticias de taínos, caribes, cunas, mayas y aztecas – pero trató de crear una América Española flexible, que en cierto modo respetara una parte de la estructura social y de poder indígena.
Adelaida Sagarra Gamazo.- América tiene nombre de mujer
También perjudicó su imagen la confrontación con algunos personajes que llegaron a ser figuras históricas, como Hernán Cortés, contra quien tomó postura en el pleito que le enfrentó a Diego Velázquez, que sería resuelto por Carlos I a favor del primero.
Tuvo tiempo también para ejercer un notable mecenazgo artístico y algunas ciudades castellanas se beneficiaron de ello. En Palencia hizo construir el trascoro y la escalera de la cripta de San Antolín en la catedral; el tríptico de Nuestra Señora de la Compasión, en el que aparece retratado como donante y se encargó de contratar a Juan Gil de Hontañón para la realización del coro. En Burgos dejó su huella en la construcción de la Puerta de la Pellejería y en la escalera Dorada de la Puerta de la Coronería. Salamanca tiene su impronta con el monumental Colegio del Arzobispo. En León, colaboró en el embellecimiento del claustro de San Isidoro.