Ramiro de Maeztu -La Hispanidad-
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Ramiro de Maeztu -La Hispanidad-

La Hispanidad para Maeztu, es mucho más que un hecho geográfico o lingüístico: es la unión de los pueblos que comparten una raíz católica, un legado de justicia social y un respeto profundo por la dignidad humana. Frente al individualismo anglosajón y el materialismo comunista, la Hispanidad representa una civilización basada en el deber, la tradición y la fe.


Ramiro de Maeztu fue uno de los pensadores y escritores españoles más influyentes de comienzos del siglo XX. Nació en Vitoria en 1874. Su abuelo había sido uno de los españoles que había hecho fortuna en Cuba gracias al cultivo y el comercio del azúcar. En enero de 1891, el joven Ramiro viajó a Cuba y allí trabajó en un ingenio azucarero durante toda una zafra. En 1894, visiblemente enfermo, regresó a España a instancias de su madre, Juana Whitney, quien al mismo tiempo le animó a iniciar su carrera periodística en El Porvenir Vascongado.

Instalado en Madrid, tras la definitiva pérdida de las últimas colonias del imperio español en 1898, formaría parte del núcleo principal de la Generación del 98 que denunciaba una España moribunda. Pero con su agudo pensamiento, empezó a diferenciarse de quienes hacían la crítica por la crítica, empeñado en transformar esa actitud en un programa positivo.


Ramiro de Maeztu -La Hispanidad
Ramiro de Maeztu -La Hispanidad

Empezó su carrera como periodista y liberal progresista, cercano al regeneracionismo. Vivió en Inglaterra varios años, donde se empapó del pensamiento social europeo y del pragmatismo británico y en Alemania entró en contacto con los neokantianos. Pero su visión del mundo cambió profundamente tras la Primera Guerra Mundial.
Cuando estalló el conflicto, Maeztu estaba envuelto en plena evolución intelectual. Muy influido por la hecatombe que supuso la guerra para la civilización europea, escribió La crisis del humanismo, el trabajo con el que dio el giro decisivo que le convirtió en un crítico de la modernidad. La crisis del mundo moderno, dijo, era la consecuencia de la crisis del principio de autonomía individual. Había que retornar a los valores clásicos, a los valores eternos por encima de la subjetividad individual.

Desilusionado con el racionalismo moderno y el individualismo liberal, abrazó una visión tradicionalista y espiritual de España, que defendió con pasión en su obra cumbre: Defensa de la Hispanidad (1934). En ella reivindica el legado del Imperio español, no como una conquista militar, sino como una misión civilizadora y cristiana, frente a los valores decadentes del mundo moderno.

Fue miembro de la Real Academia Española y embajador de España en Argentina durante la dictadura de Primo de Rivera. Más tarde, ya con la Segunda República, su compromiso con la causa católica y su oposición al marxismo y al liberalismo le hicieron blanco de los sectores radicales. Fue detenido y fusilado en Madrid al estallar la Guerra Civil, en 1936.

Sus últimas palabras fueron:
“Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero: porque vuestros hijos sean mejores que vosotros"

Ramiro de Maeztu escribió Defensa de la Hispanidad dos años antes de su muerte, como respuesta a las ideologías liberales, marxistas y racionalistas que, según él, estaban desarraigando a España de su esencia espiritual e histórica. Frente a la «decadencia de Occidente», Maeztu propone una reafirmación de la Hispanidad como comunidad espiritual, cultural y política forjada por España a través de su historia, y especialmente en su obra en América. Defiende categóricamente que la obra de España en América no fue una mera conquista, sino una misión civilizadora que difundió el cristianismo, la lengua y el derecho, creando universidades, ciudades y estructuras legales en defensa de los indígenas. Reconoce errores, pero insiste en que el espíritu del Imperio fue profundamente humano y universal.

Varias ideas se repiten en sus escritos:

Ramiro de Maeztu
Ramiro de Maeztu

*De la misma manera que, en su día, Francisco de Quevedo se quejaba de la indiferencia a la crítica que los extranjeros hacían sobre España, dice Ramiro de Maeztu: «Alguna vez ha protestado España contra estas falsedades. Generalmente, las hemos dejado circular, sin tomarnos la molestia de enterarnos. Pero esto de no enterarnos es inconsciencia, y la inconsciencia es una forma de la muerte. Lo característico de la conciencia es la inquietud, la vigilancia constante, la perenne disposición a la defensa».
El hecho es que dejamos de pelear por nuestro propio espíritu, aquel espíritu con que estábamos incorporando a la sociedad occidental y cristiana a todas las razas de color con las que nos habíamos puesto en contacto. Ahora bien, el espíritu de los pueblos está constituido de tal modo, que, cuando se deja de defender, se desvanece.

*Otra de sus más reiteradas ideas en su Defensa de la Hispanidad es la denuncia de «la incauta admiración de lo extranjero» «Nuestra caída, la de todos los pueblos hispánicos, porque todos juntos no pesamos lo que en el siglo XVI, consistió solamente en haber inferido de cierta superioridad temporal de otros pueblos, una superioridad inherente, contraria a nuestra fe; dicho más claro, en haber creído en la superioridad intrínseca de Francia e Inglaterra y, después, de los Estados Unidos y Alemania».

Su obra en torno a la Hispanidad es una llamada a restaurar el orgullo por la identidad hispánica, entendida como una alternativa al mundo moderno deshumanizado.
Su hermana María de Maeztu, antes de abandonar España durante la guerra civil escribió: «Él ha sido en muchas cosas un precursor, y aunque su causa no triunfe hoy, triunfarán un día sus ideas. Tienen que triunfar. La Humanidad está siguiendo un camino que no conduce a parte alguna (…). Unos y otros han olvidado el reino del Espíritu»

Referencias:
filosofia.org
artículo de la hispanidad

 

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