Laurent de Graff -Lorencillo-
Fue un holandés de nombre Laurent de Graff,
conocido como Lorencillo, por ser de muy baja estatura.
Se inició como navegante de la Armada Española
combatiendo piratas.
Un buen día el barco en que viajaba fue abordado por piratas y,
a cambio de su vida fue obligado a unirse a ellos.
Desde entonces, Lorencillo se convirtió en un criminal de altos vuelos
y comandó su propia banda.
Nacido en Dordrecht, Países Bajos, en torno a 1653, fue también conocido como Lorencillo y, en su idioma, como el «Azote de occidente» y fue realmente un verdadero azote para las regiones del golfo de México entonces territorios de la Nueva España en el Yucatán, Tabasco, Veracruz y Campeche, en especial para la ciudad de San Francisco de Campeche, que atacó en varias ocasiones destruyéndola e incendiándola, destacando el terrible ataque del 7 de julio de 1685.
Sobre todo, es recordado por la desolación que dejó a su paso en el ataque a la ciudad de Veracruz, perpetrado el 17 de mayo de 1683. El atraco no tuvo parangón en la Nueva España.
Para atacar y tomar el Puerto de Veracruz, Lorencillo, se hizo acompañar de más de mil hombres, con él iban otros famosos perros del mar, como Francisco de Grammont y Van Horn. Entraron en la ciudad cuando la gente dormía; sus habitantes fueron despertados a cañonazos y disparos de los arcabuces; espada en mano, fueron matando a quienes le salían al paso.
Lo que quedaba de la población fue secuestrada en una iglesia de la ciudad mientras los piratas saqueaban tiendas y casas. Tanto les daba víveres que animales, aceites, vino, mujeres o esclavos; se llevaron hasta las imágenes colgadas en las iglesias.
El asalto duró siete infernales días; incendiaron casas particulares y edificios oficiales, como consecuencia, cientos de documentos históricos acerca de la fundación de la ciudad. Cuando los piratas la abandonaron solo había muerte y desolación.
El gobernador de la ciudad, la gente adinerada, frailes y clérigos fueron llevados a la Isla de Sacrificios, ubicada a algunos kilómetros del puerto. Allí fueron vejados mientras se pidió un rescate de 150 mil pesos de plata para su liberación.
En torno a los tesoros que consiguió reunir Lorencillo y cómo y dónde los escondía han circulado muchas leyendas. Algunos cuentan que el pirata solía llevar siempre dos hombres con él para que cavaran el agujero donde meter las riquezas; una vez dentro, Lorencillo les disparaba en la cabeza y enterraba en ese mismo hueco sus cuerpos. De esta manera, solo él conocía el lugar de su escondite.
Otra leyenda lo relaciona con la Roca Partida en Veracruz, un lugar que, según cuentan los lugareños, antiguamente estaba seca y se podía acceder a pie; era el sitio favorito para ir con sus esclavos a excavar sus macabros agujeros.
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