Theodor De Bry – Tristemente, un gran artista –
Theodor De Bry, tristemente, fue un gran artista al servicio de una gran mentira. Dibujó una América inexistente donde se habría dado rienda suelta a las atrocidades cometidas por los conquistadores católicos españoles, fruto de su salvajismo y crueldad puestos al servicio del catolicismo romano. Así fueron difundidas en Europa las mayores falsedades con el único propósito de difamar.
En torno a 1526, Johann Theodorus De Bry nació en Lieja, ciudad en donde su familia tenía antiguas raíces en el oficio de la orfebrería. Thiry De Bry «el Viejo», el abuelo de Theodor, y Thiry De Bry «el Joven», su padre, fueron prósperos orfebres en el Principado de Lieja.
Se desconoce porque Theodor De Bry abandonó su ciudad natal y se instaló en Estrasburgo registrándose bajo el falso nombre de Dieterich Brey. Sí se sabe que esa ciudad, por aquel entonces, había alcanzado una gran reputación al acoger a muchos artistas dedicados a la orfebrería y al grabado, que huían de las guerras de religión de Francia.
En Estrasburgo se casó y tras la muerte de su primera esposa, Theodor De Bry volvió a casarse nuevamente, esta vez en Fráncfort con la hija del orfebre Hans Rötlinger. Se avecindó en esa ciudad y compró una casa en la que instaló su taller. Con él trabajarían dos de sus hijos y una larga serie de colaboradores: Francis Fletcher, Jean Laët, William Coppier, Thomas Gage, Vincent de Blanc, Alexander Olivier Exmelin y Francis Froger.
Encabezados por Theodor De Bry, se hicieron famosos formando su propia línea editorial. Escribían partiendo con una ideología previa: herir en el corazón de la fe católica, mostrando como la Corona española no era sino la «larga mano» del Papado y del catolicismo, por tanto, una consecuencia nefasta de los mismos y un instrumento satánico de opresión. Eran conocedores de los escritos de los diversos autores españoles «americanos», a los cuales interpolan y falsifican para conveniencia de su narrativa. Al mismo tiempo, reproducían imágenes que ya habían aparecido de la mano de Ricard Verstegar, representando los crímenes perpetrados por los calvinistas hugonotes de Francia contra los católicos, incluso haciendo calcas de estas y mostrándolas como españolas.
Sin duda, en lo que se refiere al descubrimiento de América, Theodor De Bry fue un pseudohistoriador y uno de los fabricantes iniciales más prolíficos de las leyendas «negra» y «blanca», respectivamente.
Entre los años 1590 y 1634, la editorial De Bry, publicaba desde Fráncfort las series de «Grandes» y «Pequeños» viajes. La difusión a lo largo de los siglos ha sido inmensa, con numerosas traducciones y reproducciones en los distintos países. Por supuesto, los textos relacionados con las incursiones de protestantes y calvinistas en el Nuevo Mundo, nada tiene que ver con lo que se puede extraer de los relacionados con España.
*En lo que se refiere a la contribución de lo que, con los años, se ha dado en llamar «leyenda negra española», fue escrita por el propio Theodoro De Bry como guionista.
Se cuenta que la inspiración para sus series de grabados dedicados a la colonización española, la obtuvo de relatos que provenían de piratas contratados por estados protestantes, como Francis Drake, algunos memoriales de españoles distorsionados a su antojo, pero, fundamentalmente de los textos de escritores como Girolamo Benzoni, autor de Novae Novi Orbis Historia, comentada a su vez por sus traductores como el hugonote francés Urbain Chauveton y sobre todo, el de la Brevísima relación de la destrucción de las Indias, escrita por Bartolomé de las Casas.
Los escritos de ambos autores fueron ampliamente difundidos en Europa con un propósito difamador ya señalado y nunca escondido por lo que se refería a De Bry y sus herederos. En el seguimiento de su objetivo, como simpatizante del calvinismo, se dedicó con ahínco al desprestigio de los españoles, allí donde se mostrasen prósperos de la mano de la Iglesia católica, aunando así un sentir proto-nacionalista como simpatizante de la causa holandesa contra España en la Guerra de los 80 años.
*Por contra, la «leyenda blanca» empieza a forjarse precisamente cuando los De Bry publican la serie de sus libros ilustrados y el mundo protestante anglosajón y el calvinista comenzaban su explotación metódica de aquellas poblaciones indias en América, y se apropiaban de la trata de esclavos africanos que transportaban al Nuevo Mundo; especialmente a las islas antillanas, a las colonias inglesas de Norteamérica y a los territorios que luego arrebatarán a Portugal en el norte del actual Brasil.
Los calvinistas como De Bry debían justificar aquella trata de esclavos africanos y el exterminio de los indios o su esclavitud, por lo que los representan como gentes salvajes, degeneradas, y sin ninguna moral, razón que podía justificar su explotación e incluso exterminio, como si se tratase de los pueblos cananeos del Antiguo Testamento, cuyas tierras habían sido invadidas por el Pueblo Elegido —el Israel bíblico— por mandato divino; Dios les había concedido aquellas tierras como la nueva tierra prometida.
Los De Bry ayudaron a crear una imagen del Nuevo Mundo invadido por los degenerados católicos ibéricos, de indios salvajes y degenerados, y que, finalmente, los reformados protestantes podían adueñarse de aquel Nuevo Mundo eliminando a los antiguos habitantes, los nuevos «cananeos». Crearon así la primera iconografía del indio americano, degenerado y no sujeto de derecho fundamental alguno; mentalidad que se impondrá largamente en aquel mundo de raíces culturales calvinistas y protestantes hasta prácticamente nuestros tiempos contemporáneos.
Fuentes: Leyenda Negra: Las publicaciones de Theodor De Bry
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