Rodrigo de Bastidas -Nuevas costas en Tierra Firme-
Hacia el año 1500, Sevilla era un hervidero de descubridores y aventureros que soñaban con ultramarinas navegaciones de descubrimientos y rescates. Coincidiendo con el fin del monopolio colombino tras el tercer viaje, Rodrigo de Bastidas preparó una expedición y el 5 de junio de 1500 capituló con la Corona.
Rodrigo Gutiérrez de Bastidas, nació en el barrio de Triana de Sevilla, en torno a 1473. No se sabe mucho sobre su vida antes de 1500, se cree que fue marino, poseedor de su propia nave. Tampoco se conoce nada de su juventud; siempre se ha dicho que fue escribano en Triana, pero parece ser que se trata de un error que el historiador José Joaquín del Real Díaz demostró que procedía del marino e historiador, Martín Fernández de Navarrete, quien se equivocó al transcribir la abreviatura de “vecino” por la de “escribano” en una ejecutoria que, a petición suya, se le expidió en Medina del Campo el 29 de enero de 1504.
La capitulación que le permitió partir hacia las Indias manifestaba como objetivo navegar con dos navíos a su costa por el mar Océano y descubrir “islas e tierras firme a las partes de las Indias, o a otra cualquier parte”. Se le autorizó “con tal de que no sea de las islas y tierra firme que fasta aquí son descubiertas por el Almirante Cristóbal Colón”, ni por Cristóbal Guerra, ni pertenecientes al rey de Portugal. Fue así como se inició un itinerario de navegación que lo llevó a conocer la existencia, no solo de la bahía de Santa Marta, sino también de Cartagena, el Urabá y parte de las costas panameñas.
Se asoció con el cartógrafo Juan de la Cosa, que acababa de regresar de su viaje a Tierra Firme (1499) con Alonso de Ojeda y Vespucio. Juntos buscaron socios capitalistas para poner en marcha el viaje; en el viaje se enrolaron veintidós tripulantes, casi por mitad vascos y andaluces, amén de dos flamencos. Los pilotos fueron Juan de la Cosa y Gonzalo de Lorca, los veedores Luis de Negrón y Juan de Ayala. Entre los tripulantes iba Vasco Núñez de Balboa, por entonces un desconocido.
La expedición zarpó de Cádiz entre 1501 y 1502 dirigiéndose a Canarias; desde allí -posiblemente siguió la misma ruta del tercer viaje colombino- fueron a dar a una isla a la que llamaron Verde, cerca de la isla de Guadalupe; quizá se trataba de la que hoy es Granada, según ha aclarado algún historiador en lo relativo a este periplo. Desde allí partieron hacia Tierra Firme, alcanzando la isla de los Gigantes y la región de Coquibacoa.
En el viaje realizado apenas unos años antes por Ojeda, La Cosa y Vespucio se había descubierto la costa venezolana hasta el cabo de la Vela, que los expedicionarios solo vieron en la lejanía, sin llegar a pisarlo.
Con Bastidas, una vez que estuvieron en la península de la
Guajira y en el cabo de la Vela,
empezaron su verdadero viaje que los convirtió en
los descubridores de toda la costa atlántica colombiana.
Llegaron a la bahía de Santa Marta, a la que bautizaron con este nombre, desfilando luego frente a la costa próxima a la Sierra Nevada. Descubrieron la desembocadura del río de la Magdalena -el mayor de la costa norte sudamericana-, más tarde el puerto de Zamba, y a continuación, según Bartolomé de Las Casas, la bahía de Cartagena, las islas del Rosario, Barú, San Bernardo e isla Fuerte, hasta la desembocadura del Sinú en donde debieron recalar. Siguiendo hacia poniente, se embocaron en el golfo de Urabá, que llamaron golfo Dulce. Parece que entraron algo mar adentro y volvieron a la costa, hoy panameña, que descubrieron a partir de aquel lugar, hasta cabo Tiburón, posiblemente hasta el puerto de Misas e isla de Piñas.
Se cree que Bastidas y La Cosa no llegaron a enlazar con el punto más meridional descubierto por Colón en su cuarto viaje, que sería el de cabo Mármol, en la costa panameña, aunque estuvieron muy cerca de hacerlo.
Llegados allí, decidieron dar por concluida la exploración poniendo proa a la isla de Santo Domingo para reparar las naves, perforadas por la «broma». Tenían prohibido tocar en ella, por lo que recalaron en una isla próxima, donde revisaron y carenaron ligeramente las embarcaciones. No pudieron hacerlo a fondo, por carecer de materiales adecuados, como estopa, brea, etc. Tras esto salieron a la mar, pero una gran tormenta les obligo a refugiarse en el puerto de la Canonjía, en la isla Española. Volvieron a salir a la mar después de un mes, pero otras tormentas les obligaron a regresar a la isla dominicana. Al llegar cerca de Xaraguá se hundieron las naves. Bastidas dividió entonces a sus hombres en tres columnas que emprendieron el viaje a pie hasta la ciudad de Santo Domingo. Llegaron sin mayores contratiempos.
Las Casas estaba en la ciudad y comento: “y allí los vide yo entonces”,
añadiendo que llevaban muchos objetos de oro,
perlas e indios de los que
habían tomado para que sirvieran como lenguas.
Ya en Santo Domingo, fueron mal recibidos por Francisco de Bobadilla, gobernador por aquel entonces, que acusó a Bastidas de haber rescatado con los indios durante sus arribadas a Santo Domingo e incluso haberles repartido armas. Se inició un proceso contra él por el que fue encarcelado y enviado a la península con los barcos que retornaban a España y que había traído a Nicolás de Ovando para sustituir en la gobernación a Francisco de Bobadilla. La nave en que iba Bastidas fue una de las pocas que se salvaron del espantoso huracán que destruyó casi toda la armada, muriendo importantes personajes como el ex gobernador, Francisco de Bobadilla, el rebelde Roldán y el cacique Guarionex.
Bastidas llegó a Cádiz en septiembre de 1502. El 3 de abril de 1503 estaba en Alcalá de Henares, donde se encontraban los Reyes. Allí dio cuenta puntual del quinto del oro y perlas y se defendió de las acusaciones. El fallo se conoció el 3 de diciembre del mismo año, siendo declarado inocente.
Del viaje de Bastidas y La Cosa quedó el hallazgo de las tierras donde muy pronto se realizaría el primer intento de colonización continental, con las gobernaciones concedidas a Ojeda y Nicuesa, una desde el cabo de la Vela hasta Urabá y la otra desde este golfo hasta Veragua.
Otras entradas de Rodrigo de Bastidas: fundación de Santa Marta
Fuente: RAH. Rodrigo Gutierrez de Bastidas
Lecturas Recomendadas