Virreinato de las Indias
El 12 de octubre de 1492, cuando Colón toma posesión de las tierras descubiertas para la monarquía española, en virtud de lo establecido en las Capitulaciones de Santa Fe, el virreinato queda constituido con entidad jurídica propia, siendo Cristóbal Colón el primer virrey y gobernador.
Entre los años 1492 y 1500, las tierras descubiertas por Colón y, por lo tanto, las que constituyeron el primer virreinato de las Indias, fueron:
En el primer viaje de 1492, fueron tomadas la isla de Guanahaní (San Salvador), y otras cercanas a las que denominaron islas lucayas o islas de Bajamar (hoy Bahamas), Cuba, llamada Juana por aquel entonces y La Española.
En el segundo viaje, en 1493, llegaron a las islas Deseada y Dominica. Más tarde a Mari Galante, Guadalupe, Monserrate, Santa María la Antigua, San Martín, Santa Cruz y finalmente las que bautizaron como Once Mil Vírgenes, por su número incalculable. El 18 de noviembre del mismo año, desembarcaron en Boriquén, que fue llamada San Juan Bautista, más tarde tomaría el nombre de Puerto Rico. Así mismo descubrieron Jamaica, a la que llamaron isla Santiago. En el retorno a España, después de su segundo viaje, en 1496, descubrieron otras Antillas Menores situadas entre Puerto Rico y Dominica.
En 1498, tercer viaje, se descubrieron la isla Trinidad, la isla de Margarita y el golfo de Paria, desembarcando en Macuro, único sitio en donde una de las expediciones de Cristóbal Colón como virrey pisó el continente americano.
Colón, como representante de la Corona en el Virreinato de las Indias, era plenipotenciario
y por ello, tuvo que adoptar medidas de gobierno.
En un primer momento, nombró un Consejo presidido por su hermano Diego Colón, un representante de la Corona de Castilla, un delegado papal, así como, un alguacil mayor y un regidor, quienes fueron nombrados ambos por el virrey, para actuar en su ausencia.
Durante el corto periodo que duró esta forma de gobernar, hubo numerosas disensiones por las distintas actividades de descubrimiento, la búsqueda de metales, la pacificación y el poblamiento que marcaron un inevitable tiempo de anarquía y desconcierto, agravado por la ausencia del propio Cristóbal Colón. Este, a su regreso de su viaje de exploración, optó por nombrar un único gobernador. El nombramiento recayó esta vez en su hermano Bartolomé quien, recién llegado de España, ejerció su cargo en calidad de «adelantado», con las mismas funciones que el mismo virrey.
Bartolomé pronto se manifestó como un buen militar y un mal administrador, poco dispuesto al reparto de competencias, que trajo consigo el levantamiento de los indígenas y de los propios colonizadores que llevaron a la sublevación y el intento de segregación de parte de la isla.
A la vuelta de Colón a La Española, tras un nuevo periplo por el mar del caribe, y la ya tierras del continente, sojuzgó la rebelión de los indígenas, castigando severamente tanto a españoles como a nativos. Para apaciguar la situación se vio obligado a firmar capitulaciones con el sublevado, Roldán Ximenez, con ellas comenzaron a esbozarse las dos futuras instituciones jurídicas administrativas que se asentarían en el virreinato: el repartimiento de indios y las encomiendas.
Las poco prometedoras noticias que sobre el desorden y mal gobierno imperante en las Indias habían estado llegando a la Corte, de lo que informa, incluso, el propio Cristóbal Colón en un escrito personal a los reyes, hace que estos, una vez hechas las oportunas comprobaciones y contradicciones de quienes regresaban, envíen a Francisco de Bobadilla, para que informe e indague, invistiéndole con poderes para impartir la justicia que fuera conveniente.
Bobadilla, visto el estado en que se encontraba la gobernación de las nuevas tierras, se vio obligado a tomar drásticas medidas
Francisco de Bobadilla, poco después de su llegada, que se produjo el 23 de agosto de 1500, detuvo a Colón y a sus dos hermanos y los embarcó hacia España, destituyéndolos de todo tipo de gobierno.
Al llegar a España, Cristóbal Colón recuperó su libertad, pero había perdido su prestigio, sus poderes y el virreinato.
Desde el arresto del almirante, los territorios estuvieron gobernados, primero por Francisco de Bobadilla y posteriormente, por Nicolás de Ovando.
Antes de que Colón fuera destituido, los reyes ya habían autorizado otros viajes de descubrimiento sin contar con el almirante, entre ellos los de Alonso de Ojeda, para quien se creó la gobernación de Coquibacoa, en la costa de Venezuela, excepto, Paria, descubierta por Colón y para Vicente Yáñez Pinzón, la gobernación de la costa del Brasil entre el río Amazonas y el cabo de Santa María de la Consolación. Estos nuevos territorios quedaron fuera del virreinato.
Al morir Cristóbal Colón, en mayo de 1506, el heredero de todos los derechos, incluso el virreinato, fue su hijo mayor, Diego Colón y Moniz Perestrello, a quien Fernando el Católico nombró gobernador de La Española en 1508.
Diego, no satisfecho con la resolución real, inició los conocidos como los Pleitos colombinos, y en 1511 se le reconocieron sus derechos como virrey. Pero se le impusieron no pocas restricciones que supeditaban muchas de sus decisiones a la Corona y, siempre, la jurisdicción estuvo limitada a aquellos territorios que hubieran sido descubiertos oficialmente por su padre.
Diego Colón se convirtió en el II virrey de las Indias.
Parece ser que la manera de gobernar De Diego Colón fue bastante proclive a arrogarse privilegios que no le correspondían, contraviniendo las órdenes tanto del regente de Castilla, Fernando el Católico, como, más tarde, de su nieto Carlos I, quien lo mandó llamar varias veces a la Corte para dar cuenta de sus actos. Diego Colón murió en una de esas visitas, mientras seguía al emperador por las tierras de Toledo, el 26 de febrero de 1526.
Su hijo, Luis Colón y Álvarez de Toledo, heredaría el virreinato en 1526.
Siendo su madre, María Álvarez de Toledo y Rojas, quien ejerció de tutora
y representante legal. Al parecer fue educado con bastante tolerancia y no
con demasiada dedicación por parte de la madre, quien, desde 1530, estuvo
dedicada a pasear por Castilla atendiendo a sus negocios en la Corte,
mientras Luis campaba a sus anchas por el trópico.
Entre la muerte de Diego Colón y la mayoría de edad de su hijo Luis se produjo la transacción y el arbitraje que pusieron fin a los Pleitos Colombinos con la corona española. Como consecuencia de ello, en 1537, Luis Colón recibió el título de I duque de Veragua y un señorío territorial de seiscientas veinticinco leguas cuadradas, compuesto por tierras de la antigua Veragua y Castilla del Oro. Fue agraciado además con la dignidad hereditaria de I marqués de Jamaica y el señorío de esta isla, poniéndose fin al Virreinato de las Indias.
Dice José María Ortuño Sánchez Pedreño, en su interesante estudio sobre el primer Virreinato de las Indias, que en este periodo empezó a configurarse una sólida institución virreinal que perduraría a lo largo de los siguientes siglos.
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