Nicolas de Ovando -El poblador-
Nicolás de Ovando fue nombrado, el 3 de septiembre de 1501, gobernador y justicia de las “Islas y Tierra firme”. La intención de la Corona era poblar “agora nuevamente” y a la manera de Castilla, más que al gusto de los hermanos Colón.
Cuando Cristóbal Colón fue desposeído de todos sus cargos y Francisco de Bobadilla se mostró incapaz de gobernar las nuevas tierras, los reyes, para quienes el mantenimiento del orden social era fundamental, consideraron que la experiencia de Ovando y su manera resolutiva de afrontar los hechos le convertían en el instrumento más adecuado de cara, tanto a la población indígena, como a los revoltosos españoles.
No se sabe muy bien el lugar de su nacimiento, que debió suceder entre los años 1450 y 1460; probablemente, en el pueblo de Brozas, Extremadura. Su familia, desde el primer momento, fue partidaria de Isabel la Católica en su sucesión al trono de Castilla y, tal vez por eso, estuvo muy cerca de la corte de los reyes católicos, ingresando muy joven en la Orden de Caballería de Alcántara, a la que siempre estuvo vinculado.
A principios de 1502, capitaneó una flota de treinta navíos con no menos de dos mil quinientos tripulantes. El 13 de febrero de 1502, la poderosa armada dejaba Cádiz. Entre los tripulantes, no faltaron muchos nombres llamados a destacar años después, tales como Francisco Pizarro, Juan Ponce de León o Bartolomé de Las Casas. La flota llegó a La Española el 15 de abril de ese año.
Poco después de su llegada, en julio de 1502, un huracán destruyó Santo Domingo y también la casi totalidad de la flota que había conducido Ovando. Tras el huracán, la vieja ciudad de Santo Domingo que había levantado Bartolomé Colón en la orilla izquierda del río Ozama quedó destruida, lo que permitió a Ovando refundar la nueva ciudad en el lugar en que se encuentra actualmente. Supuso un nuevo proyecto urbanístico, definiendo una ciudad que fue trazada a damero según los cánones renacentistas, es decir, “a regla y cordel”.
El urbanismo de la capital de las Indias marcará
pautas y será tenido en cuenta posteriormente
al fundarse otras ciudades americanas.
Entre 1502 y 1504, Ovando, con ese sentido eminentemente poblador, terminó de levantar el mapa de villas y ciudades de la isla, con sus propios ayuntamientos, completando así lo hecho por Cristóbal Colón.
Los inicios de su gobierno, sin duda, fueron difíciles, hubo mucha mortandad por causas diversas: la falta de adaptación al trópico, la poca previsión en materia alimenticia, la fiebre por extraer oro a toda costa o la escasez de alimentos procedentes de Castilla; así mismo, tuvieron lugar varios alzamientos de indígenas.
El primero de esos conflictos, a principios de 1502, tuvo su causa en los abusos cometidos por los españoles en la isla Saona; al matar a su cacique, provocaron el levantamiento de los indígenas en el que murieron varios cristianos. Aplacado el conflicto, Ovando fundó los poblados de Santa Cruz de Hicayagua y Sanvaleón de Higuey.
El segundo conflicto bélico ocurrió en la zona Oeste de la isla, entre los años 1503 y 1504, fue la llamada, pacificación de Jaraguá. El territorio estaba gobernado por la cacica Anacaona, quien acabaría muriendo, ahorcada en la plaza pública, sin que nunca se haya explicado bien tal suceso.
Esta guerra se aprovechó para meter en cintura a bastantes españoles que se habían refugiado en aquel territorio y vivían desparramados por las aldeas aborígenes. A partir de la pacificación, Ovando mandó fundar en la zona Oeste de la isla cinco villas: Santa María de la Vera Paz, Yaquimo, Salvatierra de la Sabana, y en el extremo Sur, Azua y San Juan de la Maguana. Para las cinco villas, Ovando nombró teniente suyo al principal capitán de estas guerras, Diego Velázquez de Cuéllar.
Además, Ovando debió adoptar medidas de gobierno de muy diversa índole:
El 20 de diciembre de 1503, la reina Isabel la Católica, firmó una Real Provisión legalizando los repartimientos de indios, autorizándose con ello el trabajo forzoso en favor de los cristianos “pagándoles el jornal que por vos fuere tasado, lo cual hagan e cumplan como personas libres, como lo son, e no como siervos” y con la obligación de evangelizarlos. Entre 1503 y 1505, se hicieron dos repartimientos generales de indios en la isla de La Española. Los beneficiados aprovecharon esta mano de obra no solo para sacar oro de las minas, sino también para trabajos agrícolas y para servicio doméstico. Ovando se encargó también de explotar la riqueza aurífera de la isla. Las minas del Cibao y las de San Cristóbal, cerca del Jaina, alcanzaron gran producción en tiempos de Ovando.
En materia de descubrimiento y colonización, llevó a cabo varias acciones:
Comprobar que Cuba era isla y no alguna península de la Tierra Firme, Sebastián de Ocampo recibió la orden de circunnavegarla; encargó al piloto Andrés de Morales la exploración de La Española y el dibujo de un mapa completo de la misma; Juan Ponce de León, tuvo que explorar y pacificar la isla de Borinquén, de la que sería nombrado capitán general.
El 8 de agosto de 1508, Diego Colón fue nombrado gobernador de las Indias y Tierra Firme, sustituyendo a Ovando. El 9 de julio de 1509, llegaba a Santo Domingo el nuevo gobernador Diego Colón.
Después de someterse al juicio de residencia correspondiente, el 17 de septiembre de 1509, Nicolás de Ovando regresaba al fin de las Indias. Dos años más tarde, moriría en la ciudad de Sevilla; su cuerpo fue trasladado al Convento de San Benito de Alcántara.
Fuente: RAH -Nicolás de Ovando-
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