Antonio de Montesinos
"Ego vox clamastis in deserto"
“Estos, ¿no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis, esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad, de sueño tan letárgico, dormidos? Tened por cierto que en el estado en que estáis, no os podéis más salvar que los moros o torcos que carecen y no quieren la fe de Jesucristo».
Fray Antonio de Montesinos fue un fraile llegado a América por vocación religiosa; llegó con los primeros dominicos en el año 1510.
Se desconocen la fecha y su lugar de nacimiento, aunque pudo haber adoptado el apellido del nombre del pueblo en donde había nacido, Montesino, en la provincia de Alicante; se cree que murió asesinado en Venezuela en 1540.
Su paso por la historia se debe al sermón que pronunció contra la encomienda y los abuso que se cometían con los indios en América. Tuvo lugar el 21 de diciembre de 1511, en el 4º domingo de Adviento, en el que el evangelio se refiere al envío de los fariseos a preguntar a San Juan Bautista quién era y él respondió: yo soy la voz que clama en el desierto.
No se conserva el texto del sermón, aunque se sabe de la certeza del discurso y que se pronunció en aquella fecha. De su auténtico contenido, la única referencia escrita que ha quedado es la que dejó reproducido Fray Bartolomé de Las Casas.
El domingo siguiente, ante la solicitud de que se desdijera por parte de los locales, el fraile hizo lo contrario y aumentó aún más los ataques, poniendo en tela de juicio la legitimidad de la conquista.
Informado el Rey de estas peligrosas doctrinas, ordenó el 20 de marzo de 1512 a las autoridades de la isla que impusieran el silencio a los predicadores y, si no obedecían, debían ser embarcados inmediatamente para España.
El superior de la Orden Dominica recriminó igualmente a la comunidad que presidía fray Pedro de Córdoba, a la vez que les recomendaba prudencia, pero ya no se pudo detener el malestar y la critica sobre los métodos y las personas.
Ante la polémica suscitada, el rey Fernando el Católico convocó la Junta de Burgos, formada por expertos teólogos y juristas, para estudiar y pronunciarse sobre tan controvertido asunto.
En la primavera de 1512 fray Antonio de Montesinos junto con el franciscano fray Alonso del Espinar se embarcaron hacia España, con la intención de participar en las deliberaciones que terminarían dando origen a las famosas Leyes de Burgos de 1512-1513