Diego López Cogolludo -La Historia de Yucatán-
“Solicitó mucho tiempo de los religiosos de las misiones que venían de España que estudiasen luego el idioma de los naturales con todo cuidado”
Fray Juan Coronel
Diego López Cogolludo, según el mismo dejó escrito, había nacido en la ciudad española de Alcalá de Henares. Allí cursó los estudios eclesiásticos y tomó el hábito franciscano el 31 de marzo de 1629. Pocos años más tarde, en julio 1634, partió desde Cádiz a la Nueva España, junto con otros veinticuatro franciscanos, rumbo a Yucatán.
Allí, tras tres años de aprendizaje del idioma, a partir de 1639 y hasta su fallecimiento, en torno a 1665, aparece ejerciendo distintos cargos en su comunidad eclesiástica. Desde su posición de guardián y cronista, se dedicó a reunir relatos orales, documentos y testimonios para elaborar una narración extensa de la conquista militar —protagonizada por Francisco de Montejo y sus hombres— y, sobre todo, de la evangelización de los pueblos mayas. Como cronista español, su obra es una de las principales ventanas a la historia temprana de la península de Yucatán. A su fallecimiento había dejado manuscrita su amplísima Historia de Yucatán, por la que es conocido principalmente.
Se trató de un trabajo que solo pudo realizar de una manera esporádica y en medio de muchas dificultades porque, como afirma un contemporáneo suyo, “los diversos cargos que desempeñó en su orden le impedían fijar su residencia en un solo lugar y le obligaban a viajar ordinariamente llevando sus manuscritos entre su pequeño equipaje y trabajando unas veces en Mérida y otras en diversos pueblos de la provincia”.
Empezó su Historia de Yucatán en 1647 y la concluyó en 1656. Se publicó póstumamente en Madrid en 1688: un volumen de 760 páginas, con más de doscientos capítulos distribuidos en doce libros. La obra combina la crónica de la guerra con la descripción detallada de la labor misionera franciscana. Cogolludo presenta a los frailes como fundadores de pueblos, maestros de lengua y defensores de los nuevos cristianos. Entre sus páginas destacan figuras como fray Diego de Landa, fray Lorenzo de Bienvenida y fray Luis de Villalpando, claves para entender la relación entre el cristianismo y la cultura maya. Más allá de defender la labor de su Orden, la obra de Cogolludo es una fuente esencial para historiadores y estudiosos. Sus observaciones sobre costumbres, creencias y resistencias indígenas complementan y, en ocasiones, matizan los datos de Diego de Landa, mostrando la complejidad de la conquista espiritual y la persistencia de la identidad maya bajo la estructura colonial.
Un fragmento significativo de su obra da cuenta de su tono:
“Y fue cosa admirable ver a aquellos religiosos, despojados de todo humano favor, sustentarse con sólo la fe, con sólo la caridad, en tierras bravas, entre gentes de lengua extraña, que hasta entonces habían aborrecido el yugo.”
(Historia de Yucatán, Libro IV, Capítulo II)
Hoy, la Historia de Yucatán de López de Cogolludo sigue siendo objeto de consulta para entender no solo la implantación del dominio español, sino también la resistencia y la continuidad de la civilización maya bajo nuevas formas.
Merece la pena recuperar voces como la de López Cogolludo para iluminar ese tiempo en que la pluma de los frailes se convirtió en crónica, puente y espejo de dos mundos que, a pesar de todo, siguen dialogando.