Primeras noticias de Indias -Bayona-
“que había llegado nueva por una carabela
de las que fueron con Colón, que aportó a Galicia”.
Jerónimo Zurita –Historiador y cronista del reino de Aragón–
En el azaroso viaje de regreso, que partió de la isla de La Española en los primeros días de enero de 1493, el 4 de febrero, los descubridores habían contactado con los vientos del Oeste, rumbo a los puertos de Castilla. Durante diez días, las dos carabelas supervivientes del largo viaje navegaron unidas hasta que una fuerte tormenta las separó.
Al finalizar el día 15, con rumbo Noreste, la Pinta habría recorrido unas treinta leguas, encontrándose entre las islas Azores de San Miguel y Santa María. Navegaron toda la noche con buen viento y en la mañana del 16 ya estaban en mar abierto, lejos del archipiélago portugués. Ese día, el viento que soplaba, les impuso rumbo al Norte, luchando por ganar el Este todo lo posible. Desde el domingo 17 hasta el 28 en que los marineros de la Pinta avistaron Galicia, la carabela había recorrido las 333 leguas que la separaban de Bayona,
Martín Alonso, con sus hombres a bordo de la carabela La Pinta, habían seguido el plan de navegación
previsto, sin acceder al archipiélago de las Azores por ser innecesario y por tenerlo prohibido. Impulsados por los vientos, llegaron a tierra, lejos de su meta en el puerto Palos de la Frontera, pero como estaba ordenado, lo hicieron en territorio español.
Así, seguramente, en el alborear del último día de febrero, los habitantes de Bayona vieron como llegaba la carabela Pinta, trayendo la buena nueva del Descubrimiento.
Desde Bayona, Martín Alonso Pinzón envió un correo a los monarcas comunicándoles el descubrimiento de unas islas, tal y como nos lo confirman las palabras del cronista aragonés Jerónimo Zurita
Por aquellas fechas, los reyes Católicos se encontraban en Barcelona, para refrendar el que fue llamado Tratado de Barcelona, que se acababa de firmar con el rey francés Carlos VIII. Mediante dicho tratado, el francés devolvía el Rosellón y la Cerdaña, que fueron entregados por Juan II de Aragón en 1462, y los Reyes Católicos se comprometían a no intervenir en la campaña militar que Francia pensaba llevar a cabo en la península italiana contra los otomanos.
Según testimonios recogidos por la RAH en la biografía de Martín Alonso, “vido que la reyna doña Ysabel mandó un mensajero que fuese Martín Alonso Pinçón ante ella, para se informar e gratificar e remunerar sus serviçios; y quando el mensajero vino [a Palos], hera fallesçido […]”.
Se sabe que Martín Alonso había llegado a Bayona muy enfermo y que debió considerar oportuno permanecer en aquel puerto para descansar y recuperarse, tanto él mismo como toda la tripulación agotada del esfuerzo. Sin duda, los recién llegados contarían lo que habían visto y lo que habían vivido en el insólito viaje, repitiendo comentarios e ideas que, en su momento, debieron servir para aclarar la realidad de lo sucedido en las nuevas tierras.
La carabela con su tripulación permanecieron en Bayona desde el 28 de febrero hasta el lunes 11 de marzo por la tarde o 12 por la mañana, fecha en que Martín Alonso Pinzón decidió poner rumbo a los puertos andaluces. Sin perder de vista la costa atlántica, avistaron la ría de Saltés cuatro jornadas y media después de haber iniciado su travesía. A mediados de ese mismo mes de marzo de 1493, navegaban aguas arriba de la ría hasta el fondeadero de Palos de la Frontera, donde vieron anclada a la carabela Niña.
Hernán Pérez Mateos, primo de los Pinzón, y testigo de la llegada, relataba:
“a la villa de Palos, no entrando dentro se fue a una heredad suya que está en término de Moguer e alli adoleció, e estando doliente lo truxeron çiertos debdos suyos a un monasterio de franciscanos que se dize la Rávida en términos de palos a donde el dicho Martín Alonso falleció desta presente vida.”
El mensaje de la Reina Isabel n0 pudo ser atendido por su destinatario.
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