Rodrigo de Triana – ¡Tierra!-
Recordado cómo Rodrigo de Triana, fue quien, desde el palo mayor
de La Pinta, dio el esperado grito de ¡Tierra a la vista!
Juan Rodríguez Bermejo, nació en Sevilla. El problema con su nombre, al parecer, fue un error en la transcripción de quien copiara el diario de Colón a la vuelta del viaje de descubrimiento, confundiendo apellido con nombre.
A pesar de ser un humilde marinero, Rodrigo de Triana figura en todos los escritos que hacen referencia al encuentro del Nuevo Mundo por parte de los cronistas. Entre todas esas referencias, es conocida la anécdota que aparece en el extracto que Bartolomé de Las Casas realizó del diario de a bordo del primer viaje de Colón. Al parecer, Rodrigo de Triana no fue el primero en ver tierra; fue el mismo Cristóbal Colón quien se atribuyó ese privilegio al asegurar que, la noche anterior, él ya la había divisado; por lo que reclamó para sí el derecho a cobrar los 10.000 maravedís prometidos por los Reyes Católicos en recompensa por el gran hallazgo.
Lo cierto fue que, una vez hecho el descubrimiento, Rodrigo de Triana viajó con Martín Alonso a bordo de la carabela La Pinta en torno a las islas de Cuba, La Española y, seguramente, juntos pisaron la isla de Jamaica.
De regreso a la península, su nombre no vuelve a aparecer hasta que se le tiene como piloto de la nao capitana, en la expedición de García Jofre de Loaysa, Santa Maria de la Victoria, a las Molucas, pasando por el recientemente descubierto estrecho de Magallanes.
La expedición, compuesta por siete naves, zarpó del puerto de La Coruña en la madrugada del 24 de julio de 1525 y pasó por numerosas vicisitudes; desde el inicio del viaje, las tormentas hicieron desistir a alguna de esas naves que regresaron y otras que quedaron destrozadas y tuvieron que ser abandonadas.
El cruce del estrecho de Magallanes fue largo y tortuoso. Al entrar al Océano Pacífico, quedaban cuatro naves, poco tiempo después, tan solo continuaba intentando lograr el objetivo de llegar a las Molucas la nao Santa María de la Victoria, dirigida por su piloto Rodríguez Bermejo. Las condiciones fueron terribles: los hombres se ven afectados por el escorbuto, enfermando de manera generalizada; la nao hace aguas, pues el improvisado astillero que debieron construir en el río de Santa Cruz no sirvió para repararla de manera adecuada; las raciones disminuían por miedo a que faltase alimento, ya que en la nao viajaban la mayor parte de los pasajeros de la nave abandonada Santi Spiritus. Nada parecía propicio.
El 24 de junio de 1526 murió el piloto Rodrigo Bermejo. Inmediatamente después, Loaysa moriría a finales de julio de 1526, sucediéndole en el mando Juan Sebastián Elcano, que tan solo pudo ostentar el cargo hasta el 6 de agosto en que también murió.
A pesar de todo, el viaje a las Molucas continuó. Los capitanes se fueron sucediendo, siendo el guipuzcoano, Martín Íñiguez de Carquizano, quien ostentaba el mando cuando la nave española llega a las Molucas.
Así, aquel humilde marinero vecino de Los Molinos, Sevilla, más conocido como Rodrigo de Triana, participó del gran sueño de llegar a la especiería por la ruta de Occidente, que otros consiguieron gracias a que él tuvo el privilegio de estar allí.
Los pocos esforzados españoles capaces de llegar a su objetivo de conquistar la especiaría para España, durante más de seis años lograron mantenerse en lucha con Portugal, que también pretendían hacerse con el control de unas islas muy rentables para cualquiera de los reinos. El enfrentamiento solo cesó tras la firma del Tratado de Zaragoza, en 1529.
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