Velázquez de Cuellar -Tiempos de conquista-
Diego Velázquez nació en Cuellar, Segovia, en 1465. Viajó a las Indias en el segundo viaje colombino, iniciado el 25 de septiembre de 1493. Formaba parte del séquito de caballeros e hidalgos que acompañaron al almirante. Él se afincaría enseguida en la isla La Española.
En los primeros años de su estancia en el Nuevo Mundo, pasó desapercibido, fue con Nicolás de Ovando, como gobernador del virreinato de las Indias, cuando Velázquez comenzó a adquirir protagonismo en los años 1503 y 1504, durante la pacificación de Jaraguá, el poblado de la isla gobernado por la cacique Anacaona, quien murió ajusticiada en la plaza pública.
Como pacificador, fue nombrado teniente de Nicolás de Ovando y como conquistador y principal autoridad de la zona, se dedicó a poblar la isla de La Española; bajo el mandato de Ovando fundó en la zona oeste de la isla cinco villas: Santa María de la Vera Paz, Yaquimo, Salvatierra de la Sabana, Azua y San Juan de la Maguana.
También como principal autoridad, recibiría una buena encomienda de indios en los repartimientos que se hicieron en 1504 y 1505, lo que sirvió para poseer una economía personal floreciente.
Con la llegada Diego Colón como gobernador general, en 1509, comenzaba una nueva etapa en la proyección política de Diego Velázquez de Cuéllar. El nuevo gobernador lo eligió a él para la conquista y el poblamiento de Cuba.
Para ello, Velázquez, con recursos propios, reunió una flotilla de unas tres o cuatro naves y unos trescientos hombres con el fin de iniciar el asalto a la gran isla caribeña.
Era por entonces secretario suyo Hernán Cortés, escribano, dueño de una
plantación y alcalde de Azua, donde se dedicaba a criar ganado y organizar la
extracción de oro, con lo que obtuvo cierta fortuna. También participó Bartolomé
de Las Casas, cuando aún no se había producido su repentina y milagrosa conversión.
La experiencia colonizadora en la isla de Cuba fue comenzada con buenos propósitos, pero pronto se encontraron con la reacción del cacique Hatuey, que se enfrentó a ellos. Hatuey y los taínos, tanto los que habían pasado de La Española como los propios cubanos, conocidos como ciboneys, trataron de oponerse a las tropas de Diego Velázquez, que los derrotaron sin dificultad en ese mismo año de 1511.
Durante los años 1512 y 1513 prosiguió la conquista de la zona central cubana, Camagüey, donde sucedieron algunas matanzas de indios que provocaron el cambio de actitud del clérigo Bartolomé de Las Casas. Este, después de presenciar algunas barbaridades, empezó a considerar su posición personal, abandonando su encomienda (1513), junto a su compañero y amigo Pedro de Rentería, y convirtiéndose después en una de las voces más críticas de la conquista.
Apaciguada la isla, Diego Velázquez dejó las tareas conquistadoras en manos de sus capitanes para dedicarse a la colonización y a la fundación de ciudades. Fundó Asunción de Baracoa (1511), la primera ciudad de Cuba; y después San Salvador de Bayamo, fundada en noviembre de 1513, no en el mismo emplazamiento que la actual Bayamo; poco después, Santiago, donde fijó la capital, Trinidad; y en 1514 Sancti Spíritus y Puerto Príncipe. También en 1514 fundó La Habana, cerca de la actual Batabanó. Más tarde, durante los primeros años de 1520, fue trasladada, al enclave donde ahora se encuentra, probablemente pensando en facilitar el acceso a las naves que regresaban de Nueva España camino de Europa.
En Santiago de Cuba tuvo una especie de pequeña corte, donde se reunieron diversos conquistadores y autoridades de la isla, como el secretario Andrés de Duero, o el contable Amador de Lares, curtido en Italia a la sombra del Gran Capitán. En esta pequeña corte también participaba Cortés.
Cuba estaba llamada a ser trampolín para las nuevas conquistas al otro lado del golfo. Desde allí partieron nuevas expediciones de descubrimiento; fueron Francisco Hernández de Córdoba, y más tarde, Grijalba, quienes arribarían a la península del Yucatán, allí se tuvieron las primeras noticias del Moctezuma y de la existencia de un gran reino, preludio de las más fabulosas conquistas posteriores.
Sus contratiempos fueron muy serios con algunos de los descubridores, especialmente con Hernán Cortés, quien prescindió de él para la conquista de México.
En los últimos años de su vida le fue solicitado juicio de residencia, para rendir cuentas de su gobierno. Antes de que este se llevara a cabo, —dicen— que falleció de “furia” en Santiago de Cuba en el año 1524.
El cronista Oviedo, al relatar el final de Diego Velázquez de Cuéllar, dice con aires de epitafio: “Este Adelantado Diego Velázquez es uno de aquellos pobres hidalgos que pasaron en el segundo viaje a esta isla Española con el primero Almirante, don Cristóbal Colom, y había llegado al estado que es dicho, a ser riquísimo hombre, y acabó pobre y enfermo y descontento, y la burla que él había hecho al Almirante don Diego Colóm en se le quedar con la gobernación de la isla de Cuba, esamisma hizo dél, y más por entero, Hernando Cortés, en se le quedar con la gobernación de la Nueva España”.