Nuño Beltrán de Guzmán -Conquistador-
El control de la Corona Española sobre cualquier tipo de ilegalidades cometidas en las Indias fue férreo, nada se perdonaba. Uno de esos ejemplos fue Nuño Beltrán de Guzmán quien fue juzgado severamente, pero tras él quedaba el reino de Nueva Galicia que con su intervención pasó a formar parte de los territorios de La Nueva España.
Nuño Beltrán de Guzmán nació en Guadalajara, España, en torno a 1490. Al parecer, se forjó como jurista en la Universidad de Alcalá de Henares sin llegar a ser un verdadero “letrado”.
En 1520 aparece prestando servicio en la Corte, incorporado a la guardia personal de Carlos V. El 4 de noviembre de 1525 fue nombrado gobernador de la provincia de Pánuco, un amplio e indefinido territorio de importancia estratégica para la expansión de Nueva España. Este territorio fue conquistado por Francisco de Garay —que murió en 1523—. Hernán Cortés, había fundado en la ribera sur del río Pánuco la villa de Santisteban del Puerto en 1522, pero el nombramiento de Beltrán de Guzmán echaba por tierra las pretensiones de Cortés sobre el gobierno de esta prometedora y fértil provincia.
Beltrán Nuño llegó en la, por entonces, pequeña ciudad de Santisteban del Puerto en mayo de 1527. A su llegada como gobernador, destacaron la promulgación de numerosas ordenanzas de orden social, administrativo y económico, haciendo hincapié en el buen trato a los indios. Sin embargo, oficializó mediante pregón, 8 de julio de 1527, la venta de esclavos indios para las islas a cambio de ganado; esa práctica serviría como argumento contundente esgrimido por sus enemigos para acusarle de mala gestión, siendo imputación central de su juicio de residencia del año 1536.
El mismo año de 1527, debido a las quejas contra Cortés que llegaban a la Corte, se resolvió establecer en México una Audiencia Gobernadora, con fecha 29 de noviembre de 1527. Estaba compuesta por un presidente y cuatro oidores, ordenando a Cortés, en 1528, que regresara a España para rendir cuentas.
Nuño Beltrán de Guzmán fue nombrado presidente de esa Primera Audiencia de Nueva España. Debía investigar los cargos en contra de Hernán Cortés y realizar repartimiento de indios, para lo cual debió volver a México, al mismo tiempo llegaba a la capital el primer obispo de México, el franciscano Juan de Zumárraga, junto con los oidores de la primera Audiencia.
Enseguida las autoridades civiles y eclesiásticas entraron en un abierto enfrentamiento que respondía a una doble causa: la pugna mantenida entre franciscanos y dominicos por la preeminencia sobre los nuevos territorios y la rivalidad existente entre Hernán Cortés y Nuño de Guzmán. Juan de Zumárraga, declarado “protector de lo indios”, logró enviar una larga carta de denuncia al Emperador, acusando al presidente de la Audiencia de utilizar en su provecho los indios puestos bajo la tutela de la Corona; de realizar repartimientos entre sus partidarios; de ser arbitrario en los cargos imputados a Cortés y desmedido por despojarle de todo su patrimonio; y, entre otros “excesos”, de dejarse llevar por el lujo y los placeres de la carne.
A raíz de estos hechos, la Corona decidió reemplazar a todos los miembros de la Audiencia y enviar a Hernán Cortés, ahora marqués del Valle de Oaxaca, con el cargo de capitán General.
La noticia del regreso a México de Hernán Cortés lanzó a Nuño a la conquista de nuevas tierras. El 21 de diciembre de 1529, Beltrán de Guzmán salió para:“descubrir la tierra y conquistar la provinçia de los tebles chichicmecas que confina con la nueva españa y las que más adelante se ofresçiesen”. En pocos años, esos territorios llegarían a ser la Nueva Galicia.
Sin embargo, sus conquistas marcaron el inicio de su declive personal: en abril de 1533 fue destituido del cargo de gobernador del Pánuco. Desposeído de todos sus bienes, fue acusado por lo inútil y precipitado de su expedición. Pero, a pesar de los cargos presentados contra Nuño que incluían la muerte de caciques indígenas, el uso de fondos reales para financiar la conquista, la esclavitud de los indígenas, la crueldad de su empresa marcada con “sangre y fuego” como enseña, así como el desacato a las autoridades de la Nueva España, Nuño todavía abrigaba la esperanza de conseguir, a través de las cartas enviadas a la Corte, el favor del Emperador, así como un ejemplar castigo para Hernán Cortés, a quien consideraba su adversario, y a quien acusaba de haber entrado en junio de 1535 en las costas de California alborotando la región.
La llegada del virrey Antonio de Mendoza a México en 1535 supuso el fortalecimiento del gobierno de la Nueva España y Nuño decidió ir a la Corte a exponer su causa. Poco tiempo después, en 1536, supo de la apertura de la instrucción para tomarle residencia de sus cargos como gobernador de Pánuco, presidente de la primera Audiencia y gobernador de Nueva Galicia. Desde su residencia en Compostela partió rumbo a Veracruz, pero en el camino decidió pasar por México con la esperanza de saludar y congraciarse con Antonio de Mendoza, con quien compartía linaje y era coterráneo. En la puerta del palacio virreinal fue arrestado el 19 de enero de 1537; conducido a la cárcel de México, su juicio se prolongó durante dos años, después, en 1539, sería trasladado a España.
Sus últimos años de vida estuvieron marcados por su caída en desgracia. Hasta 1558 en que murió, vivió en la Corte esperando el reconocimiento de sus servicios y el pago de los mismos que nunca se realizó. La Corona se desinteresó de los tres juicios de residencia que se le abrieron y no se conoce que se dictara sentencia.
Fuente: RAH Nuño Beltrán de Guzmán
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