Natá de los caballeros -Panamá-
El cronista Fernández de Oviedo, cinco años después de su fundación oficial, habló del asiento del pueblo de Nata como “muy gentil”, donde había hermosas vegas, que podía ser utilizado para la producción de ganado y “todo tipo de granjerías” (…) “hay muchas vacas e puercos e yeguas; y es una tierra de mucha caza e montería, porque cerca hay montañas e boscajes e tierra alta”.
El pueblo tenía un río cerca, con tantos lagartos o cocodrilos que cada día se veían tomando sol en la ribera. Describió una ciudad que iba configurándose dentro de un espacio cultural y biológico, pero fue muy específico con la cantidad de bohíos que había: “hasta cuarenta y cinco”.
Por estas razones, se convirtió en el centro de las expediciones hacia otros poblados y territorios circundantes. Natá fue frontera, camino y granero.
Natá debe su nombre al cacique homónimo con quien se encontró Gaspar de Espinosa en 1516. En mayo de 1522, Pedrarias Dávila procedía a fundar la población mediante la necesaria Acta de Fundación; en ella, entre otras cualidades organizativas y urbanísticas, se fijaba la advocación de la misma a Dios, a Santa María y también a Santiago Apóstol, quien se convertiría en el santo patrón del pueblo.
Sin embargo, según una creencia popular muy extendida, que no ha sido probada, por orden del rey, la ciudad, que apenas acababa de fundarse, recibió la llegada a 100 caballeros españoles. Esos caballeros fueron escogidos entre las familias más nobles y distinguidas, traían la misión de mantener el dominio sobre los indios, conservar la cultura hispana y propagar la fe católica, razón por la cual se completaría el nombre de Natá de los Caballeros.
En el mismo año en que se procedía a su fundación, se iniciaba la construcción de la Iglesia. Los materiales utilizados en las paredes son -según denominación de la época- de cal y canto: una combinación de piedra con una mezcla parecida al cemento. La estructura del templo guarda un estilo basilical, teniendo como distintivo arquitectónico el combinar armoniosamente los estilos barroco, plateresco y churrigueresco propios del tiempo de su construcción que duró más de diez años.