El cacique Nicaragua
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El cacique Nicaragua

Recreación popular del cacique Nicaragua
Recreación popular del cacique Nicaragua
 

¿Ha escuchado hablar de un gran diluvio que acabó con la humanidad? ¿Volverá Dios a naufragar la tierra? ¿Qué sucede después de la muerte? ¿Cómo se mueven el Sol, la Luna y las Estrellas? ¿A qué distancia se encuentran? ¿Cuándo dejarán de brillar?

 

En 1523, la expedición de Gil González Dávila y Andrés Niño, después de pasar por no pocas penalidades desde que comenzaron su andadura por las aguas del nuevo Mar del Sur, habían llegado al golfo de Nicoya, ya descubierto por Juan de Castañeda y Hernán Ponce de León. Como ya habían hecho anteriormente durante el viaje, los expedicionarios se dividieron en grupos, González Dávila se adentró en el territorio.

Enseguida fueron encontrándose con pueblos de indígenas, de los cuales, Andrés de Cereceda, tesorero real de la expedición, fue anotando los nombres de sus caciques y el oro que recogían. Uno de los más numerosos, estaba gobernado por el que llamaban Chorotega, pero, desde el principio, les hablaron de un gran jefe que poseía muchos territorios bajo su dominio, por lo que continuaron su marcha hacia el norte hasta que estuvieron delante de las gentes bajo el mando del poderoso Niqueragua. Sus dominios se extendían por toda la franja de tierra entre un gran lago y el océano, descendiendo por hacia norte de la actual Costa Rica.


El encuentro con el gran cacique tuvo lugar a orillas del gran lago y los españoles fueron muy bien recibidos; de hecho, la figura de Nicaragua se recuerda por el gesto amistoso que mostró ante Gil González Dávila, al frente de los primeros exploradores españoles que entraban en aquellas tierras desde el sur. 

Cuenta el cronista Mártir de Anglería, quien tomó la información de las cartas del mismo González Dávila y del testimonio de Andrés de Cereceda, presente en el encuentro, que ambos jefes a través de intérpretes mantuvieron largas conversaciones y hablaron sobre sus mutuas costumbres, conocimientos y creencias.

El diálogo que transcribe el cronista pone de manifiesto la visión del cosmos
que poseían aquellos indígenas de una profundidad desacostumbrada,
pues las preguntas que Nicaragua le formulaba eran sin duda de tan elevado pensamiento que supusieron una
auténtica experiencia para González Dávila.

A partir de entonces las crónicas hablarán no solo de la lengua náhuatl, si no también de la tierra de Niqueragua o Nicaragua, nombre que los españoles acabaran adjudicando a la nueva provincia conquistada.

 

El Mar Dulce -Lago Nicaragua-
El Mar Dulce -Lago Nicaragua-

González Dávila propuso al cacique la aceptación de sus creencias, convirtiéndose al cristianismo como súbdito de sus reyes de Castilla, los más grandes de la cristiandad.  Se bautizaron mas de nueve mil indios, Nicaragua le entregó oro en señal de vasallaje, y González Dávila tomó posesión en nombre de España del lago, al que llamó el Mar Dulce, por su inmensidad y el oleaje que producían sus aguas, pues solo supo que se trataba de agua dulce cuando su caballo se inclinó junto a la orilla para beber.

El documento que contiene tales consideraciones, quedó escrito por Andrés de Cereceda bajo el nombre: 
“Itinerario y cuentas de Gil González Dávila por el tesorero Andrés de Cerezeda. Relación de las leguas que el capitán Gil González Dávila anduvo a pie, por tierra, por la costa de la Mar del Sur, y de los 
caciques e indios que descubrió y se bautizaron y del oro que dieron para sus majestades”.

Más tarde, cuando los españoles fueron atacados por el cacique Diriangen, que había formado un ejército de más de 4.000 guerreros, Nicaragua se unió a él para luchar contra aquellos extraños visitantes y recuperar su oro. Pero al ver que estos, a pesar de su escaso número, consiguieron sobrevivir, Nicaragua se arrepentiría y pediría el perdón por haber traicionado a Gil González Dávila.

 

 

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